Willa Cather, una dama extraviada


Willa Cather fue una de esas grandes escritores estadounidenses no muy conocidas fuera de los países de habla inglesa. Se trata de una narradora importante, con rasgos originales. Su narración corta Una dama extraviada es singularmente bella, quizás tanto como Mi Antonia

No fue una escritora temprana, su primera novela El puente de Alexander fue publicada cuando ella tenía treinta y ocho años. En sus obras hay cierta intensidad erótica y un constante clima de nostalgia. Tanto en Pioneros como en La casa del profesor, dos sus novelas de mayor envergadura, desarrolla su sensibilidad estética con una constante mirada hacia atrás hacia lo perdido. 
Cather muestra en sus novelas a personajes intensamente apasionados pero ella es discretamente sutil, a la manera de Henry James, es mostrar esta pasión. Ella misma, en su vida personal, tuvo suma discreción con su lesbianismo aunque no tanto en su resentimiento hacia los hombres y los judíos. Quizás en esto deba encontrarse las causas de la poca consideración que le ha tenido la crítica posterior. De todas formas, es una escritora de genio que le hace decir sobre la señora Forrester, "la dama extraviada": 

Le gustaría invocar el espíritu de la señora Forrester cuando era joven, como la pitonisa de Endor invocó a Samuel, y desafiarle, exigirle el secreto de ese ardor; preguntarle si de veras había encontrado alguna alegría eternamente floreciente, eternamente ardiente, eternamente desgarradora, o si era todo refinado teatro. Probablemente ella no hubiese encontrado más que otro; pero siempre tenía el poder de sugerir cosas mucho más bellas que ella misma, igual que el perfume de una única flor puede invocar toda la dulzura de la primavera.