Y son premios


Alice Muro ganó el Nobel y lo merece. Le llega un poco demorado. A los 82 años. Hace 20 años que debió recibirlo. 

El Nobel parece un premio muy especial. La suma de dinero que se gana, lo es. Pero los merecimientos se tienen por el talento y lo que se produce. No por los premios que se obtienen. 

Siempre creí que hay razones para dar un Nobel de literatura que están más allá de las estrictamente literarias. No me parece que esta sea una idea muy original. Más bien, es una obviedad. 

¿Por qué lo ganó una confusa y mediocre escritora como Jelinek? ¿Por qué lo ganó Bergson que fue un filósofo interesante pero que de literato no tuvo nada. ¿Y por qué no lo ganó Proust? 

Parece ridículo. Pero deja de serlo cuando se ve esto: Hubo 110 premiados a la fecha. 51 de esos premios se lo repartieron Francia, el Reino Unido, Alemania, Suecia, y Estados Unidos. Cinco países ganaron casi la mitad. 

 España, Italia y Polonia: 12 entre los tres. En total: 67 premios para 7 países europeos y Estados Unidos.


Latinoamerica ganó dos con los chilenos Neruda y Mistral (que, dicho sea de paso, siempre se la imagina como una poeta de versos para recitar en las escuelas pero que tuvo una vida trágica y amores apasionados y lésbicos); otros dos, muy bien ganados, con el colombiano García Márquez y el guatemalteco Asturias; uno más con el mexicano Octavio Paz, y otro, que debe considerarse compartido  con España, ya que Vargas Llosas, con la dualidad que lo caracteriza, se hizo peruano-español.  

Esto me lleva a otro pensamiento nada original: o los latinoamericanos no tenemos buenos escritores o es cierto que hay países ricos y pobres. Y que los pobres no solamente se llevan la riqueza haciendo pobres a los pobres, sino que, también, se llevan los premios. Y no porque sean mejores.

Les aseguro que nadie podrá convencerme de la superioridad literaria del más que mediocre Rabindranath Tagore (que anduvo lamiendo las medias de Victoria Ocampo para que lo mantuviera) sobre la de Rubén Darío. Y, muchos menos, hacerme creer que Winston Churchill fue un escritor destacado (y el que lo crea que se anime, como me animé yo, a leer las anacrónicas ideas y las plomizas biografías de sus antepasados, de sí mismo, y sus libros de historia). Pero el tipo ganó el Nobel de literatura y, por lo tanto, para esa academia que los reparte, tiene mayores merecimientos artísticos que Eustasio Rivera, Arguedas, Girondo, Onetti, Nicanor Parra, Rulfo, Mujica Láinez o Marechal, que sí fueron verdaderos escritores y poetas.

Y fíjense que ni mencioné a cierto escritor  con un apellido que empieza con B.

De ese escritor se la pasan hablando los estadounidenses y los europeos, pero a la hora de invitar al asado, lo dejaron afuera para premiar, por ejemplo, a un poeta del montón como Aleixandre. 


Julia Maya Mussi