Witold Gombrowicz y los tilingos


Witold Gombrowicz, que nació en 1904 y murió en 1969, era polaco y vivió muchos años en Argentina. Vino a una especie de congreso de escritores y no pudo volver a Polonia. Los nazis la habían invadido. Al principio, se reunió con la elite intelectual: Borges, Bioy, las hermanas Ocampo. Pero se apartó muy rápido. Los consideró un grupo de tilingos, acreditándole talento solo a Borges. 

De ahí en adelante, con su homosexualidad más o menos escondida,  hizo algunos trabajos que no tenían nada que ver con el oficio de escritor. Pocos se acercaban a escucharlo y muy pocos, casi nadie, conocía sus libros. Tampoco eran demasiados. En Polonia, había escrito Bakakai y Ferdydurke.
Con casi quince años, o más, sin escribir, publica Trasatlántico, con algo de autobiográfica. Al final, se va del país y vuelve a Europa. Edita Diario Argentino, una obra personal y su obra maestra; y Cosmos, como se llama en la traducción argentina. Cuando ya no está, los escritores argentinos se enteran que han tenido durante más de veinte años a uno de los más grandes escritores del siglo 20. En Europa, se le considera a la par de Kafka y Joyce por su creatividad, vanguardismo y profundidad.
De todos modos, no se lo nombra demasiado. No es raro. Siempre se habla de unos pocos. A los demás, aunque sean mejores (como lo es Gombrowicz sin duda alguna) se los relega. ¿El motivo? Para que se hable de un escritor, este debe cumplir dos requisitos: recibir promoción de una editorial y juntarse con otros escritores para pasar la vida elogiándose los unos a los otros. Como lo hizo Borges elogiando durante años a José Bianco, que no es más que un escritor del montón. Sin embargo, a pesar de haber comido con él, no hizo mayores elogios de Gombrowicz. ¡Por qué? La explicación está en lo que dijo el señor Witold en su Diario, a él  no le gustaba juntarse con tilingos y entre tilingos se entienden. 



por leticia jopre