Katherine Anne Porter sobre un caballo pálido


Katherine Anne Porter (1890-1980) fue una de las mejores cuentistas del siglo 20. Como para ser un buen cuentistas en Estados Unidos hay que nacer en el sur, ella nació en Texas. 

Tuvo una larga vida, como que se murió a los noventa, pero, recién a los setenta y dos años se hizo famosa. Hasta entonces, muy pocos la conocían. Eso sí, tenía mucho prestigio como escritora y se había hecho muy popular entre los alumnos de varias universidades por las que anduvo dando clases de literatura de manera muy personal.

Se quedó huérfana de madre a los dos años y fue criada y educada por la abuela paterna, que tuvo gran influencia en su vida. Cuando la abuela murió, el padre con sus tres hijos varones y Katherine anduvieron de un sitio al otro. De manera que ella apenas hizo un año de escuela primaria en un colegio metodista.

A los dieciséis decidió irse de su casa y no encontró mejor manera que la de muchas mujeres: casarse. El tipo era miembro de una familia conocida y con mucha plata. Pero, como para ser borracho y alcohólico no se precisa ser pobre, llegaba borracho y le daba unas buenas palizas. Cuando la tiró por la escalera, a ella le pareció que era hora de escaparse.

Se fue a Chigago y se ganó la vida como extra en películas. Regresó a Texas teniendo veinticinco años. Consiguió el divorcio definitivo y se puso a trabajar como actriz y cantante. En esta época, se enfermó de tuberculosis y pasó unos dos años internada en uno y otro sanatorio. 
Cuando se curó, tenía un montón de quilos menos y se había quedado completamente calva. El pelo le volvió a crecer pero de color blanco. Decidió dejárselo así y el resto de su vida nunca se lo tiñó.

 Al pasar mucho tiempo en cama podía dedicarse a pensar y se le ocurrió hacerse escritora. Se fue a Denver a trabajar como periodista y tuvo mala suerte: había una epidemia de gripe, la contrajo y estuvo a punto de morir. Recuperada, volvió a casarse. Esta vez, el tipo le contagió gonorrea. Más bien que se separó.

Publicó algunos cuentos en revistas hasta que salió su primer libro: Judas en flor y otros cuentos, en 1930. Si no hubiera escrito nada más, con ese solo ya tendría méritos para ser considerada una de las mejores cuentistas de la literatura estadounidense. 

Como creía en el matrimonio, se casó y se  divorció otras dos veces. Hasta tuvo tiempo para tener un romance con Carson McCullers. O sea, que a esta mujer no le faltó vida. Eso se nota en lo que escribe. 

Porter escribió varios relatos memorables. Sus personajes siempre están ubicados en recalcitrantes ambientes del sur. Están los prejuicios, el racismo, las normas sociales, la mojigatería frente al sexo. Ella trata todos esos temas con naturalidad. Escribe sencillo, directo, claro, pero con asombrosa capacidad de análisis psicológico y de descripción de ambientes. 

Con tantos excelentes cuentos que escribió (como los de Caballo pálido, jinete pálido o La torre inclinada y otros cuentos), la gran fama le llegó con La nave de los locos, una novela de 1962 que Stanley Kramer llevó al cine.

Porter fue una típica escritora sureña, con las características de los demás grandes escritores de la región: Carson McCullers, Eudora Welty, Flannery O´Connor, y, por supuesto y sobre todo, William Faulkner. Ella anda entre ellos, un poco más abajo de algunos, un poco más arriba de otros. Pero está entre los mejores.




por leticia jopre