Es casi imposible encontrar en cualquier género de la música, la poesía, profundidad, y filosofía de vida, que tienen las letras de tango. Los ejemplos son muchos. Me gusta una letra-poema de uno de los tangos más famosos, con hermosa música de Gardel y letra de ese finísimo y hondo poeta que es Alfredo Lepera: "Volvió una noche". Una estupenda metáfora del paso del tiempo y el modo en que corroe al ser humano y destruye lo que uno amó.
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Volvió una noche, no la esperaba,
había en su rostro tanta ansiedad
que tuve pena de recordarle
su felonía y su crueldad.
Me dijo humilde, si me perdonás,
el tiempo viejo otra vez vendrá,
la primavera de nuestra vida,
verás que todo nos sonreirá.
Mentira, mentira, yo quise decirle,
las horas que pasan ya no vuelven más,
y así mi cariño al tuyo enlazado
es como un fantasma del viejo pasado
que ya no se puede resucitar.
Callé mi amargura, y tuve piedad,
sus ojos azules muy grandes se abrieron,
mi pena inaudita pronto comprendieron
y con una mueca de mujer vencida
me dijo es la vida, y no la vi más...
Volvió esa noche, nunca la olvido,
con la mirada triste y sin luz,
y tuve miedo de aquel espectro
que fue mi locura en mi juventud.
Se fue en silencio, sin un reproche,
busqué un espejo y me quise mirar;
había en mi frente tantos inviernos
que también ella tuvo piedad.